...moZart? no, demasiado dubitativo.
...mozArt? no, demasiado decidido.
...mozaRt? no, demasiado agresivo.
...mozarT? no, demasiado delgado.
Tan cerca y, a la vez, tan lejos.
¡MMMMMMM!

El canto de la ópera “Le Rois d’Ys” de Edouard Lalo es perjudicial para el hígado, sobre todo si la mencionada víscera se ubica en el cuerpo de Montserrat Caballé. Al menos esta conclusión es la que se desprendía del parte médico de la magna cantante, recitado de oídas por el director del evento al inicio del ensayo de ayer. A partir de este percance circularon dos noticias entre los los atriles de la orquesta: una buena y una mala. La buena es que han encontrado a otra soprano con el hígado a prueba de Lalo; la mala: sólo dispone de tres días para aprenderse el papel.
Por otra parte, el director desperdició el ensayo tratando de convencernos de que la música incrustada por Lalo en esta partitura era maravillosa, pero fracasó en el intento con el mismo estrépito de Wagner periférico contenido en “Le Rois d’Ys”, cuyas melodías te convencen sobre la idoneidad de la guillotina como método para arrancarles la cabeza a todas las monarquías de ficción.
Perdimos, en fin, a la Caballé, pero nos queda Josep Carreras, la magna voz cuyo nombre obvié ayer, de quien el próximo viernes los sinfónicos del Vallés seremos su sombra en el Festival de Cap Roig. En este caso dirige David Giménez Carreras, nuestro director titular y sobrino del excelso tenor, aunque después de ensayar su versión de “La vida breve” de Falla, toda la orquesta duda de que sea este el orden de los factores que lo describen. Suerte de que los sinfónicos del Vallés tenemos hígados para soportarlo todo.
En los próximos quince días los sinfónicos del Vallés estaremos al servicio de dos magnas voces que aprovechan el calor estival para conjurar el otoño de sus carreras. Y es que el verano resulta el elixir de la juventud más codiciado por las glorias animadas del canto de ayer y de hoy. Montserrat Caballé, pongo por caso, de quien las enciclopedias certifican que lo ha cantado casi todo, menos la ópera que interpretaremos con ella la semana próxima en la ciudad donde muchos catalanes perdieron la inocencia en el último tango del franquismo, y Carod-Rovira inocentó la perdición en el primer tango del tripartito: Perpiñán.
La obra en liza, enmarcada hoy por nuestros atriles, es “Le Roi d’Ys” del casi francés Edouard Lalo, "casi" contemplado desde la perspectiva de su concierto para violín, travestido en sinfonía española para mayor erotismo del repertorio según confesión de sus notas iniciales: “La lami”. A causa de una timidez congénita no comentaré los riesgos, consustanciales al hecho que la Caballé se aprenda un papel nuevo con 74 calendarios acumulados en las cuerdas vocales, insinuados esta mañana por la batuta de la producción, tan útil artesano como artista inútil, a través de una explícita apelación a nuestra paciencia ante los ensayos que se nos avecinan.
Sinfonía Española, de Lalo
Por lo que respecta a la segunda magna voz, cuyo aspecto relamido recuerda al violín más español de Lalo, mañana les revelaré su identidad. Hoy no hace falta, pues este post ya ha hallado su moraleja: los músicos de orquesta invernamos en verano para que los cantantes otoñales sueñen con primaveras perdidas. Tempus fugit.
Hace unos meses un crítico "Made in Catalonia" juzgó nuestra interpretación de la segunda de Chaikovski sinfonía se entiende escribiendo que sólo una orquesta rusa podia captar la esencia de aquella obra de inmediato pensé que entonces sólo un crítico autóctono ruso se entiende podria saberlo y después recordé el cuento de Monterroso "Sinfonía concluida" allí donde dice un momento que lo busco "una vez en Viena pues peor porque no iba a ir decían un Leirmann guatemalteco a enseñarles a localizar obras perdidas y mucho menos de Schubert" la Inacabada se entiende pero mi memoria erró el disparó porque ahora sé que el relato de Monterroso que correspondía con aquella crítica era el que te descubre que cada mañana al despertar los animales prehistóricos aún permanecen entre nosotros los dinosauros se entiende.
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Estimado Sr. Rudolph Louis:
Ahora mismo me hallo sentado en la habitación más pequeña de mi casa. Tengo ante mí su crítica de mi obra. En unos instantes estará detrás de mí. Atentamente
Max Reger
Max Reger
Sergiu Celibidache
Réquiem, Fauré
London Symphony orchestra
"Nosotros no hacemos música, sino que establecemos las condiciones para que esta belleza se materialice. No la creamos, ella está allí"
Sergiu Celibidache
Aquí:
![]() Simon Mulligan pianista de jazz ![]() Joshua Bell violinista ![]() Emmanuel Pahud flautista ![]() Corey Cerovsek violinista ![]() Pavel Sporcl violinista | ![]() | ![]() Lara St.John violinista ![]() Linda Brava violinista ![]() Elena Riu pianista ![]() Min Lee violinista ![]() Hélène Grimaud pianista |
Artículo de Glen Gould públicado en la revista High Fidelity en noviembre de 1967:
Tonalmente, los Beatles tienen tan poca consideración por las sutilezas en la conducción de las voces como Erik Satie por la angustiada relación de los postrománticos alemanes. La suya es una marca feliz, descarada, beligerantemente torpe de primitivismo armónico. Su carrera es una larga caricatura de la ecuación "sofisticación = extensión cromática". las deliberadas prolongaciones de la dominante y las falsas liberaciones de la tónica a que nos someten, no obstante "Michelle", en nombre de la elaboración del primer plano, son sólo síntomas de una arrogante versión por respetar las propiedades psicológicas del fondo tonal. En el repertorio de la banda de Liverpool, el desenfrenado amateurismo del material musical, aunque seguido de cerca por la indiferencia del estilo interpretativo, sólo se ve superado por la ineptitud del método de producción de estudio.
Un pecado capital como tarjeta de presentación del director más listo del planeta en El País Semanal. Soy comprensivo: un cebo para atraer a esa inmensa mayoría de lectores a quienes, a estas alturas del termómetro estival, Berlín y su Filarmónica les cae en la geografía del corazón más lejos que Cancún y sus playas. ¿Envidia? En mis caso, esas palabras de ritmo contorneante que exhiben el pensamiento desnudo de Simon Rattle, me despertaron una cierta lujuria…
(…) Hay dos fundamentales: una orquesta que no afronta el repertorio de su tiempo muere, y muere merecidamente; otra es que si no forma parte de la comunidad a la que pertenece y evangeliza a su alrededor, tampoco tiene nada que hacer.
(…) Tienes que hacerlo, convertirte en evangelista. El día de los sumos sacerdotes desde el púlpito ha terminado para la música clásica. Ya no viene nadie, tenemos que salir nosotros a por ellos. No es el único tipo de música que la gente quiere escuchar. Pero sin ella, su vida es mucho menos rica. Hay algo que esta música puede dar a todo el mundo, que no encuentras en otras; pero, claro, hay que mostrarlo.(…)
…y una irreprimible ira en esta disonancia sobre el presidente Chávez:
Es muy listo. Y tiene suerte, además de petróleo. A pesar de lo que se diga, se preocupa por el bienestar de su gente. Ante todo es un político, y en todos los lados hay gente despreciable. Por lo menos, él me hace reír, no como los neocon.
Esto no hace ninguna gracia:
"Mi libertad no cuenta los años que yo tengo,
pastora inclaudicable de mis eternos sueños.
Mi libertad me deja y soy un pobre espectro,
mi libertad me llama y en trajes de alas vuelvo."
Horacio Ferrer
Abduraimov, muy Liszto