viernes, noviembre 10, 2006

VER LA MÚSICA

Nada es lo que parece. La mujer de la imagen es un hombre: Tamaburo Bando, el más celebrado de los onnagata, hombres que interpretan papeles de mujer en los escenarios de teatro Kabuki, en Japón. Pero la diferencia de género no ha sido la única frontera abolida por el talento de Tamaburo; también ha salvado el abismo cultural que separa Oriente de Occidente mediante la conversión en onnagata de tres arquetipos femeninos del teatro occidental: Lady Macbeth, Desdémona y Medea, ...y de un arquetipo estructural de la música europea: la Suite para violonchelo solo n. 5 de J.S. Bach, interpretada en este caso por otro oriental sin fronteras, Yo Yo Ma.

La esencia del teatro Kabuki a través de una partitura con nombre de mujer que un instrumento declama con voz de hombre. Onnagata reflejado en un espejo musical europeo. ¿O es al revés? ¿Qué lado del espejo es la realidad? Preguntas que nacen de la inversión sensorial que me ha provocado esta fusión entre el misticismo oriental y la razón de occidente: he escuchado el movimiento, he visto la música. Sueño. Nada parece lo que es.

3 comentarios:

Rosenrod dijo...

Es realmente fascinante, algo tan distinto a nuestra cultura que nos despierta reacciones encontradas...

Un saludo!

Anónimo dijo...

La Suite para violonchelo solo n. 5 de J.S. Bach,la mujer que baila y la leve percusión que ofrece, creo, el adhesivo para la fusión. Me ha hecho pensar, no durante sino después, en algunas de las historias mínimas de Cantares de Isé. Bello.

kasandra dijo...

Hermoso. Sosegante. Incluso sus manos...