Según la ONU cada día cien personas mueren asesinadas en Irak, pero hay otras víctimas inanimadas de la violencia: la Orquesta Sinfónica de Irak es un fenómeno, una anomalía, un anacronismo en un pueblo al borde de la guerra civil. Se reúnen dos veces por semana para ensayos y conciertos siempre y donde sea que puedan. El director, Karim Wasfi, educado en Estados Unidos, y algunos de sus músicos han recibido amenazas de muerte, pero Wasfi tiene un sueño: utilizar la música como arma contra las balas y las bombas. "No creo que los secuestros, los coches bomba, los asesinatos y las atrocidades sean todo lo que funciona en Irak" dice Karim. "Creo que la cultura y la música también están funcionando".
La orquesta interpreta todo tipo de música- no sólo Bach, Beethoven o Brahms, sino también George Gershwin y jazz. De manera increíble, sólo un músico ha sido asesinado desde la invasión. Pero recientemente, uno de ellos ha perdido algo muy preciado. Mohammed Qassim toca el violín, un bello instrumento del siglo XIX que adquirió en Chequia hace 25 años y que atesoraba desde entonces. Pero en una incursión en su apartamento de soldados de EEUU y del ejército iraquí, su instrumento fue sacado de su caja y roto en pedazos. "Reflejó un cierto odio de esa gente. Algún soldado extremista dijo, ¿Qué es esto? Y entonces disparó y lo dejó así". Qassim recogió los restos astillados de su violín, que aún conserva dentro de una caja. No puede soportar la idea de desembarazarse de él, aunque le resulta imposible repararlo. ¿Podría obtener alguna compensación? "Cuando pierdes algo que tiene un valor espiritual, es muy difícil de compensar" dice con una pequeña sonrisa. Qassim aún toca en la orquesta con un instrumento de calidad muy inferior. "Esto me rompe el corazón" dice "pero es importante mantenerme interpretando.".
Y esto es precisamente lo que todos los músicos de la Orquesta Sinfónica de Irak están haciendo, a pesar de que han recibido amenazas de muerte, tienen que ensayar casi en secreto y no se atreven a mostrar sus caras a las cámaras de la televisión. Los extremistas religiosos que están luchando para obtener el control del país creen que la libertad de expresión, la música y la cultura son peligrosos, perversos y contrarios al Corán. A pesar de esto, el director de la orquesta Wasfi ha intentado organizar un concierto para todos los grupos religiosos que guerrean en Irak, para unirlos sólo durante una hora. Su idealismo es impresionante: "La música y las artes nos están uniendo," dice Karim. "Este es uno de los acercamientos que estoy intentando realizar". Esta "unidad" es aún sólo un sueño. Mientras, sus músicos tocan, incluído Qassim con su violín prestado. Recientemente la orquesta realizó un concierto en la Zona Verde, patrocinado por la Cámara de Comercio Americana. Tocaron Mozart. Esa noche la religión era la música en toda su dulzura y belleza.
(Ensayo de traducción del artículo de Hilary Brown para ABC News)
3 comentarios:
¡Buf! Confesaré que se me escapó una lágrima con la bala para el violín, por todo lo que representa. Tanto odio... menos mal que siempre quedará la música como muy bien ha entendido la Orquesta Sinfónica de Irak.
Saludos.
P.S: ¡Gracias por la sonrisa del contra tenor! No lo conocía y me ha dejado cautivada.
isa, son héroes: la música les salva al mismo tiempo que les condena.
PS, Jaroussky, el contratenor, "un fenómeno, un anacronismo, una anomalía" maravillosos.
Como sueles decir, gracias por tu huella.
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