Esto, desgraciadamente, sólo es literatura:
No pongas tus sucias manos sobre Mozart
El viernes 14 de marzo de 1980 fue un día histórico para este hombre, un tipo de izquierdas, padre de familia que se liberó de sus hijos. Y al mismo tiempo se sacudió el terror de que alguien le pudiera llamar reaccionario. Él estaba estudiando un informe del partido acerca de los índices de paro. El sonido de Led Zeppelín hacía vibrar las paredes maestras del piso. Fue cuando su hija salió de la leonera con el pelo grasiento y los dedos amarillos de nicotina, cruzó la sala, se dirigió a la biblioteca con la pretensión de llevar a sus compinches la Sinfonía número 40 de Mozart. El hombre no sabe explicar bien qué dispositivo le hizo saltar. Otras veces su hija también le había llamado carroza. Pero en esta ocasión aquel ciudadano tan fino y progresista le arreó una bofetada, se lió a golpes con todo dios y se deshizo el misterio. Echó de casa a patadas a aquella panda de golfos. Y hasta hoy. Este ciudadano es un buen hombre de izquierdas ya liberado.
Manuel Vicent
6 comentarios:
De eso, efectivamente, se trata.
Estoy de acuerdo, Gregorio, pero aún no lo han entendido.
¡Lástima que sólo sea literatura! pero por algo hay que empezar...
Saludos y gracias por la sonrisa.
Isa, lo malo es que que aún no han empezado. Saludos y gracias por la visita.
Y desde entonces, con cierta frecuencia se acerca a su biblioteca y casi furtivamente, como un niño que está cometiendo una travesura y lo sabe, coge un viejo disco de Led Zeppelin y pone a girar sobre el tocadiscos. Después se sienta en el sofá a escucharlo con una sonrisa ligeramente torcida.
Quizá tengas razón arrebatos, pero seguro que lo hace sin molestar a nadie.
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