martes, diciembre 04, 2007

SU DALAI LAMA

Imagen:Richard Perry/The New York Times

Las imágenes ilustran el primer encuentro la semana pasada de Gustavo Dudamel, la perla de “El Sistema” de enseñanza musical en Venezuela, con la Filarmónica de Nueva York. Su talento y frescura le han convertido en un referente sobre el que construir el futuro del panorama sinfónico. Quizá fuera al descubrir con que prodigioso descaro traducía el Mambo de Leonard Bernstein, el director titular más celebrado de la formación estadounidense, cuando los neoyorkinos decidieron coser a la mano de este joven de 26 años la batuta del padre musical de West Side Story, con la esperanza de hallar en Dudamel la reencarnación de su Dalai Lama. Un periodista espontáneo inmortalizó con su videocámara unos instantes de la ceremonia, iniciada con la "Sinfonía India" de Carlos Chávez:

Aunque este hijo de un salsero y de una profesora de música fuera la resurrección de Bernstein, a la Filarmónica de Nueva York ya se le ha pasado el arroz: Dudamel tiene comprometidas las próximas temporadas con la Filarmónica de Los Ángeles, una orquesta cuyo objetivo es acompasar su contenido al compromiso con la modernidad de su continente, el imponente auditorio Walt Disney Concert Hall ideado por Frank Gehry.

Walt Disney Concert Hall

Tras el concierto, celebrado con cinco minutos de ovaciones por parte de un público puesto en pie, la batuta de Bernstein regresó al Museo. Los neoyorkinos ahora ya saben que Dudamel no es su Dalai Lama, sino un agente activo del cambio climático que con soles mayores está sembrando primaveras en los permanentes inviernos de las orquestas sinfónicas actuales. Para los alérgicos a esta retórica de novela rosa pongamos que el otro día, en Nueva York, al fin amaneció.

Imagen: Jennifer Taylor/The New York Times

3 comentarios:

Isa Segura B. dijo...

Gracias Jordi, siempre es un placer descubrir nuevos soles de la mano del contrapunto de tus palabras.
Saludos.

Anónimo dijo...

Gracias a ti, Isa. Eres un sol.

Saludos

Fernando Vasconcelos dijo...

Já tive a sorte de ver Dudamel a dirigir. Não há palavras ...