viernes, octubre 13, 2006

MÚSICA DE VIDRIO

Gracias a él no existe mal rayo que te parta entre cuatro paredes. Pero el pararrayos no es el artilugio inventado por Benjamin Franklin con el que ahora intento evitar que el tiempo se me escurra por el sumidero del puente del Pilar, sino su original armónica de vidrio, de timbre new age avant la lettre. El caso es que tras entrar en el selecto club de los abajo firmantes de la declaración de independencia de los Estados Unidos, Franklin viajó primero a Londres y después a París como embajador de la flamante unión política de estados recién estrenada, donde permaneció hasta 1785.

En su viaje a Europa el inventor podría haber llevado consigo la armónica de vidrio que ideó en 1761, ingenio musical compuesto de copas de vino de diferentes tamaños dispuestas horizontalmente de manera ordenada según sus medidas, que se montan a través de un eje tras haberlas amputado el pie, y, aunque suene a redundancia, agujereado el culo, con perdón. Un pedal permite al intérprete rodar con el pie el eje a gran velocidad mientras frota con los dedos humedecidos con agua los bordes de las copas.

Podéis disfrutar del resultado de esta técnica refrescante en el siguiente ejemplo, un fragmento de la canción popular Greensleaves:


Cortesía de Castpost

El timbre sobrenatural de la armónica de vidrio atrajo de inmediato la atención de compositores sobrenaturales, como era de esperar por simpatía. Mozart, pongo por caso, -quien acaso coincidió con Franklin durante la breve estancia del compositor en París el año 1778-, compuso en último año de su vida, 1791, dos obras destinadas a este instrumento de carácter impresionista también avant la lettre. He aquí un fragmento del Adagio en don mayor, KV. 362:



Cortesía de Castpost

Si ninguno de los dos ejemplos precedentes os ha hecho gracia, vosotros mismos podéis buscarla como intérpretes en esta armónica virtual de vidrio, cuyo sonido no depende de humedades, ni de pedales, ni de culos agujereados en redundancia. Buena suerte.

Benjamin Franklin

1 comentario:

Gregorio Luri dijo...

No te lo creerás, pero mi gata ha sido incapaz de soportar esta música de vidrio. ¿Los agudos, quizás?