Ojos que no miran y brazos que no abrazan son dos negaciones que resumen la puesta en escena de toda una vida dedicada a la busca de un sonido estupefaciente. Lo encontró, pero a un precio prohibitivo: la muerte de la música por sobredosis. Como un Hitchcock cualquiera, aquí le vemos disfrazado de mexicano (???) en el reparto de una "Carmen" cinematográfica que él mismo dirigió en 1967.
Herbert von Karajan, un director óptimo.
Heriberto Carajano, un geógrafo pésimo.
3 comentarios:
Como un Hitchtcock cualquiera, pero emérito esquiador, piloto de bólidos y helicópteros (las formas no son las mismas), hombre de negocios y budista zen practicante de yoga para quien cada concierto era 'una experiencia mística' (¿se referirá a eso el Iglesias Jr. con su 'experiencia religiosa'?).
Como un Hitchcock cualquiera, pero acompañado de una Micaela muy especial, Mirella Freni, una de las más bellas voces de soprano.
Como un Hitchcock cualquiera pero un Heriberto Carajano que tuvo el valor de confirmarse Dios ante el gran violinista Augustin Dumay.
Saludos.
Isa, no comparto tu admiración. Karajan, ofrecía el mismo sonido en todas sus actuaciones sin tener en cuenta el estilo de la obra. Y siempre se creyó más importante que la música que interpretaba. Lo de budista zen da risa, pura pose, pues nunca encajó con su ego paranoide.
Saludos
No, no, no, veo que has malinterpretado mis letras, que jugué con la ironía y dejé pinceladas de su vida para describir ese endiosamineto que le perdía, por eso rematé con Heriberto Carajano y la anécdota que tuvo con A.Dumay (supongo que la conoces).
Que la admiración en este comentario iba para Mirella.
Tendré que seguir peinando mis letras, que al parecer llegan enmarañadas.
Saludos.
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