La voz del chelo
JAUME RADIGALES - 04/06/2007
ORQUESTRA SIMFÒNICA DEL VALLÈS
Obras de: Weber, Schumann y Brahms
Solista: Lluís Claret
Director: Jordi Mora
Lugar y fecha: Palau de la Música: (2/ VI/ 2007)
El oficio de crítico y/ o comentarista musical obliga a veces a hacer incómodos dobletes. (aunque no represente una fortuna, económicamente no debe resultar demasiado incómodo) Y cuando uno no tiene el poder de partirse en dos (miente, él tiene ese poder: se va a partir en dos en breves momentos) está obligado a ceñirse a las limitaciones de tiempo y espacio: y ante la obligación de hacer una transmisión radiofónica desde el Liceu, (cuando alguien con un mínimo de ética profesional no puede partirse en dos, renuncia a una de las dos obligaciones) quien estas líneas suscribe no pudo quedarse a escuchar la segunda parte del concierto del sábado en el Palau,(ya os lo dije, acaba de partirse en dos) con lo que nos perdimos ( ese plural chirría cuando la crítica la firma un singular) la audición de la Cuarta sinfonía de Brahms. (pues se perdió la mejor interpretación sinfónica de la temporada de la orquesta.)
Concedidas - esperemos- las disculpas del amable lector,( el amable lector seguro que le concede las disculpas; yo, no, si me las hubiera pedido, que no lo ha hecho) pasaremos a (la preposición es importante: primero, “pasar a”; después, “pasar de” Brahms: un pasota, en fin) comentar lo que fue una primera parte que empezó en horas bajas, (eran la siete de la tarde, anochecía),con una lentísima obertura de la ópera Oberón de Carl Maria von Weber,( cierto, eso no lo niego) que no impidió oír buenas ideas en la labor de Jordi Mora, ( Jordi Mora, de profesión: sus labores. Y acaba de descubrir porque Oberon sonó lenta, enhorabuena. Lástima que no sepa relacionar la lentitud con las ideas del director ) pero sí con algunas lagunas en la precisión de algunas secciones de la Simfònica del Vallès, (si usted conociera lo que denomina su oficio, sabría que las imprecisiones son la salsa de los conciertos en directo) orquesta de rendimiento meritorio (desde luego mucho más meritorio que esta crítica minusválida) pero que a veces acusa falta de ensayos, quizá por falta de un mayor apoyo institucional. ( “quizá”, un adverbio admirable por su equidistancia: con su uso en este contexto no molestas al poder al mismo tiempo que le guiñas un ojo a su víctima. Y sí, el apoyo institucional es insuficiente, pero lamento informar que no tiene nada que ver con las imprecisiones)
Nos gustó mucho, eso sí, ( “eso sí” en contraposición a un eludido “eso no” de todo lo anterior) Lluís Claret, que desafió ( era Schumann quien desafiaba a Claret) y superó el reto de tocar una de las páginas mayúsculas de cuantas el siglo XIX legó para el violonchelo: el Concierto en la menor de Robert Schumann, que permite que la voz del instrumento cante una abstracción poética a la que es difícil resistirse.
Sabia dialéctica
El maestro Claret (Claret es el maestro mientras Jordi Mora se dedica a sus labores) estuvo ciertamente inspirado (ciertamente) y fraseó con elegancia ( "elegancia", el comodín preferido de los críticos), además de entablar una sabia dialéctica entre instrumento y orquesta, bajo la mimada batuta de Jordi Mora. ( no, la batuta no estaba mimada, monada. El concierto de Schumann se ensayó sólo dos veces, pues Mora, como es común en todos los directores, centró los ensayos en la Sinfonía. Alguien con un mínimo de perspicacia hubiera advertido que el director no levantó la vista de la partitura en todo el concierto de Schumann. Resumiendo: su dirección en este caso merece el adjetivo menos mimado del diccionario) Se notó en las maneras del violonchelista andorrano que ama el romanticismo (eso es una redundancia), y que sabe cantar con propiedad, (¿intelectual?) cediendo la voz al instrumento para que sean sólo las notas (las notas no son música) lo que quede en la memoria del espectador.(la desfachatez de este crítico, en cambio, no dejará ninguna huella en mi memoria. Soy un desmemoriado)
4 comentarios:
Ya lo advertía William Shakespeare 'el cuervo critica la negrura' y si encima nos tropezamos con esa clase de críticos que definía Paul Valéry como 'críticos que sólo permanecen críticos el tiempo de no haber pensado' la cosa no tiene remedio.
Afortunadamente, yo también soy una desmemoriada y mi neurona patina alegremente por pistas más artísticas.
Saludos y gracias por tu constructiva voz en off.
Isa, yo me acuerdo de aquella cita, creo de Bernard Shaw, definiendo a los críticos como eunucos: saben cómo se hace, pero no pueden hacerlo.
Saludos
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