La adaptación de la orquesta sinfónica a los tiempos actuales es inseparable de un cambio en la arquitectura de su hábitat natural: el auditorio. Su aspecto externo debería revelarnos la certeza de que un concierto es un acontecimiento extraordinario, donde el tiempo físico pierde la línea recta que la biología nos impone, permaneciendo en vilo al abrigo de una curva que le devuelve su carácter infinitamente cíclico. La música es un caos ordenado, como la sede de la Orquesta Filarmónica de Los Angeles, el Walt Disney Concierto Hall, ideado por el maestro del control de fuerzas caóticas, arquitecto del Gugghenheim de Bilbao, Frank O. Gethry. Enhorabuena.
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3 comentarios:
Yo diría que Gehry no controla nada. Sus costosísimas escenografias están plagadas de muletas que intentan solventar su habitual torpeza.
luz...
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