Pretendían hacer una música sin etiquetas y acabaron con las dos más comunes estampadas en la frente de la partitura: clásica y moderna. Aunque más revueltas que juntas, la mezcla no arremete contra los oídos de nadie; más bien los invita a tomar la presión de nuestro músculo más vulnerable: el corazón. La idea surgió de la personalidad inquieta del cantante Elvis Costello, tras escuchar una inquietante versión de los cuartetos de Shostakovich rugiendo en los instrumentos del inquieto Cuarteto Brodsky.
No importa el abismo cultural que les separe, los inquietos se reconocen al instante de entre una multitud de tranquilos previsibles. Les basta una excusa compartida para unirse. En este caso el imán que utilizaron Costello y los Brodsky para atraerse no fue otro que un apartado perenne del género epistolar: cartas que enamorados de todos los rincones del planeta siguen enviando aún hoy a la Julieta clásica de Shakespeare. El caso es que todas obtienen respuesta, pero no de la Julieta inmortal, sino de un Julio mortal, Giulio Tamassia, un empresario jubilado que en 1975 fundó una asociación benéfica para promocionar la leyenda de los amantes de Verona: el club de Julieta. Una ONG para consuelo de amores de un solo pasajero.
Las cartas que cantan Costello y los miembros del Cuarteto Brodsky son fruto de su imaginación, palabras inventadas cuya música teje una red de pentagramas con el fin de atrapar una porción de esa verdad mentirosa que llamamos "amor". El resultado es una ecografía del sentimiento, acaso un reflejo más fiel a la accidentada geografía del corazón que ninguna de las 75 cartas auténticas que las hermanas Friedman han recogido en su libro Letters to Juliet
.De entre todas ellas, Lise Friedman destaca la de un niño "Escribió diciendo que había una niña en el colegio a la que llevaba los libros y que siempre le daba patadas. Entonces, el pequeño pregunta: "ya no me pega, ¿significa esto que ahora le gusto?" Pero mi subpersonalidad depresiva siente debilidad por estos garabatos de manos precipitadas:
¡Querida Julieta! Reza por mí. Estoy enamorada de un tipo que es bastante serio respecto al matrimonio pero no parece que se enamore en un futuro cercano. ¡Ayúdame! Chris.
El laboratorio fotográfico de estas palabras me ha revelado la imagen de una mujer al borde del precipicio, con un pie ya en el vacío. Dejo que sean Costello y los Brodsky los que la socorran dictándole el primer párrafo de la próxima carta que debería escribir a su amado. La última.
Thank you for the flowers/I threw them on the fire/And I burned the photographs that you had enclosed
4 comentarios:
Magnífica anotación... me encantó el disco de Costello con el cuarteto Brodsky
Estupendo Costello ("Accidents will happen...").
Extraordinario blog. recomendado por gregorio de elcafedeocata.blogspot.
Me gusta.
Saludos.
Claudio.
Yo también llego vía Ocata.
Me permito discrepar: Costello proviene del rock (por llamarlo de alguna manera) dónde no hay melodía. Por ello carece de los mínimos recursos requeridos para el canto de la misma: legato, fraseo, messa di voce, etc. No lo estoy comparando con un cantante de lieder, ni de ópera. Pero en este aspecto no llega al nivel de un crooner de tercera.
Cuando se rodea de cuerda aún se nota más. A mí me resulta extremadamente desagradable (juzgo por la muestra que adjuntan en la web y por una vez que le oí masacrar a Gerschwin).
Lo dicho no es óbice para que le felicite por su web, a la que volveré con frecuencia.
Bueno, sobre gustos no hay..., yo creo que Costello sale bastante bien librado del asunto, aunque es cierto que el encaje con los Brodsky no acaba de cuajar,a veces por culpa de Costello, y otras por una interpretación frívola del cuarteto. Pero hay temas estupendos en ese disco, con letras atroces.En cualquier caso, gracias por su visita.
Un saludo
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